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Concha y Toro: descubriendo la viña del marqués
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Brotes de uva viña Concha y Toro, Chile

Melchor de Concha y Toro

En la población de Pirque, a poco menos de 30 km de Santiago de Chile y al pie de los Andes, se encuentran los viñedos Concha y Toro. Fueron fundados en 1883 por Melchor de Concha y Toro. Nacido en Santiago en 1833, Don Melchor fue abogado, empresario, diputado y brevemente ministro de hacienda de Chile, además de séptimo marqués de Casa Concha.

Ya en la cincuentena, Melchor de Concha y Toro decidió entrar en el negocio vitivinícola. Viajó a Francia donde compró cepas de la región de Burdeos y contrató a un enólogo francés para ayudale a desarrollar su proyecto en Chile, en una finca a orillas del río Maipo. Así dio comienzo la historia de la viña Concha y Toro, que goza aún hoy en día de muy buena salud empresarial y es una de las principales atracciones enológicas de los alrededores de Santiago de Chile.

Descubriendo la viña Concha y Toro

A la viña Concha y Toro se llega tras un recorrido de unos 32 km por carretera desde el centro de Santiago. Se accede por una gran verja de entrada flanqueada por un muro en el que el nombre del viñedo se anuncia rotundo, con grandes letras negras sobre blanco. Tras la verja se encuentran un aparcamiento de visitantes muy arbolado y la taquilla de venta de entradas con las diferentes opciones de visita y catas.

Desde el aparcamiento, se toma a pie un corto camino flanqueado por grandes barricas de madera que lleva a la zona de visita. Se atraviesa el pórtico techado original de la finca adornado con una campana y las iniciales del viñedo forjadas en metal. Pocos metros después aparece el patio central de la zona de visitantes. Desde él se accede a la finca original, y a los distintos pabellones que albergan la bodega, el espacio de catas, la tienda o el Wine Bar.

La antigua finca familiar

El recorrido, realizado en pequeños grupos, comienza con la visita a la residencia de verano y al parque que Melchor de Concha y Toro mandó construir a finales del siglo XIX. Al cruzar la verja que separa la residencia familIar del pabellón destinado a los visitantes, llaman rápidamente la atención los altos y seguramente añosos árboles del parque. Un camino de tierra avanza más allá hacia una romántica pérgola profusamente tapizada por una mezcla de corona del poeta y parra.

El final de la pérgola conduce a un lateral de la casa de verano, adornado con esculturas decimonónicas. Desde ese punto se percibe la extensión del magnífico parque de 22 hectáreas, que cuenta con una laguna artificial alimentada con agua del río Maipo.

26 tipos de uva

Tomando otro camino de tierra y dejando atrás el promontorio donde se asienta la casa de verano, se bordea la laguna y se llega a la zona de viñedos. Ahí, en el jardín de variedades, una especie de plaza circular desde donde se extienden los campos repletos de vides, se puede ver una muestra de los 26 tipos de uva que se utilizan para la elaboración de los vinos de Concha y Toro. Aquí se dan cita las cepas Merlot, Pinot Noir, Malbec y Carménère entre muchas otras.

Precisamente esta última variedad, originaria de la región de Burdeos, se creyó extinguida en Francia a consecuencia de un feroz ataque del parásito filoxera en el año 1867. De manera inesperada, la uva Carménère reapareció años más tarde precisamente en Chile. Los viticultores chilenos habían importado esquejes de esta variedad que había pasado inadvertida, a menudo confundida con la uva Merlot. Sin embargo, en 1994 un investigador de la Universidad de Montpellier confirmó que la auténtica cepa Carménère había sobrevivido en algunas regiones de Chile, favorecida por condiciones climáticas propicias.

A pocos pasos de las vides, en la llamada Plaza Vendimia, tiene lugar la primera cata de vino de las 3 incluidas en el tour tradicional de los viñedos: se trata de un Sauvignon Blanc servido en una copa grabada con las iniciales y el nombre de la viña. Un detalle de la casa: se regala al visitante la copa de catas en una pequeña caja con el característico color naranja de la marca.

Una bodega encantada

La siguiente parada será ya en las bodegas, que se mantienen bajo el nivel del suelo a temperatura ambiente baja. Ahí están colocaba en largas filas las barricas de roble americano y francés, que confieren bouquet a los vinos. El vino se vuelve aterciopelado y las barricas aportan sutiles tonos de madera, tabaco o miel.

A un nivel un poco más bajo aún, a 4 metros bajo tierra, se encuentra la bodega más antigua: el Casillero del Diablo. Antes de que Don Melchor adquiriera la finca para viñedos era una gran despensa para almacenar alimentos. Construida con piedra, cal y canto, su estructura ha sobrevivido a numerosos terremotos, tan frecuentes en Chile.

La historia del nombre de la bodega se cuenta en una animación de luz y sonido: Don Melchor empezó a notar que algunos de los vinos almacenados en la bodega iban desapareciendo. Astuto, decidió entonces idear y difundir una historia: el mismísimo diablo había sido visto rondando por la bodega. El miedo disuadió a los ladrones y de esta manera no volvieron a faltar más vinos.

Antes de dejar el pabellón de las bodegas, se catan sobre una gran mesa de madera maciza los otros dos vinos ofrecidos en el tour tradicional. Esta vez serán dos tintos: un Carmenère Casa Concha de color rubí y un Terrunyo Cabernet Sauvignon, oscuro, casi marrón.

Maridaje de vinos y quesos

El tour & taste Marqués de Casa Concha incluye, además de lo ofrecido en el tour tradicional, una cata de 4 vinos de la marca Marqués de Casa Concha junto con una selección de 4 quesos que maridan perfectamente con ellos. En un pabellón localizado en el patio de visitantes tiene lugar la degustación guiada por un sommelier que explica la magia de las combinaciones.

Definitivamente, no es ni mucho menos necesario ser un especialista en vinos para saborear una jornada en la viña Concha y Toro. Sólo el paseo por el parque y la finca familiar o la vista de los viñedos ya valen la pena. Pero además, se aprende de historia, de relaciones comerciales, de vinos, de colores y sabores. En último término, como bien dijo el experimentado y agradable sommelier que dirigió la cata de vinos y quesos, lo importante es disfrutar. ¡Completamente de acuerdo!


[Saber más]:

• Al acabar la visita, el Wine Bar es una agradable opción para comer en el interior (o fuera en la terraza si el tiempo lo permite) y continuar saboreando los vinos de Concha y Toro.

• La tienda es amplia y bien diseñada. Podrás encontrar todos los vinos de la marca, además de una colección de accesorios para disfrutar mejor de su degustación.


Cómo llegar:

◎ La manera más rápida y cómoda de llegar a la viña es en automóvil tomando la autopista Vespucio Sur. Un trayecto en coche, ó bien en taxi ó Uber, dura aproximadamente 30-40 minutos.

◎ Concha y Toro también dispone de un transporte de pago con dos puntos de recogida en Santiago: 1) Parada Plaza de Armas – Calle Monjitas – Frente # 821 [ida, 11:00 y regreso, 18:15] y 2) Mall Costanera Center – Av. Nva Tajamar esquina Vitacura, [ida, 11:45 y regreso, 17:30].

◎ Probablemente, una excelente opción si no se dispone de vehículo propio es contratar una excursión organizada desde Santiago para adentrarse durante unas horas en el universo vitivinícola de Concha y Toro.

🍷 VISITA ORGANIZADA a la viña Concha y Toro desde Santiago (incluye degustación)


 Viña Concha y Toro
📍AV. Virginia Subercaseaux 210, Pirque, Región Metropolitana, Chile
📞56 2 2476 5000
🌐 conchaytoro.com
⏱Abierto todos los días de 9:40 a 18:00

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