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Tokio: Sengaku-ji y la leyenda de los 47 ronin
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Un pequeño templo en Minato

Hay en la ciudad de Tokio un pequeño templo que recuerda uno de los episodios más legendarios de la historia de los samuráis, los prestigiosos guerreros que formaban un cuerpo de élite militar del antiguo Japón. Se trata del templo budista de Sengaku-ji, situado en el barrio especial de Minato, cerca de la estación de Shinagawa, y casi camuflado entre los edificios urbanos. Este templo rinde tributo a los 47 ronin, protagonistas de una de las leyendas más dramáticas del periodo Edo japonés.

Pabellón principal del templo

Sengaku-ji fue construido en 1616, aunque fue destruido por un incendio treinta años después y reconstruido en el emplazamiento actual. No es un templo de gran tamaño ni uno de los más visitados por los viajeros extranjeros que llegan a Tokio. Sin embargo, bien vale la pena acercarse a conocerlo y revivir allí la proverbial historia de los 47 ronin.  

Estatua del maestro zen Sawaki Kodo Rosho

La leyenda de los 47 Ronin

Todo comenzó a principios del siglo XVIII en el Castillo de Edo, la antigua Tokio. El señor feudal Asano Naganori estaba siendo instruido en asuntos de protocolo por un alto funcionario del gobierno llamado Kira Yohishisa. Kira era al parecer un hombre difícil, que pretendía recibir dinero indebido por sus enseñanzas. Así, tras sentirse repetidamente insultado por Kira, Asano cometió la injuria de desenvainar su espada y agredir con ella al alto funcionario.

Estatua de bronce de Oishi Kuranosuke, líder de los 47 ronin

Kira resultó herido y Asano fue condenado a muerte. Él mismo ejecutó la condena mediante seppuku, el ritual de suicidio honorable del código samurái. A partir de ese momento, los hombres que Asano comandaba se convirtieron en ronin, es decir, en samuráis sin daymio o señor.


Una venganza planeada

Los ronin, heridos en su honor, idearon entonces un plan secreto para vengar a su señor Asano. No fue fácil, ya que Kira sospechaba de ellos y les hizo vigilar. Es por ello que para poder ejecutar su plan, tuvieron inicialmente que separarse e integrarse incluso en reductos muy bajos de la sociedad para poder así pasar desapercibidos. Ellos, hombres de honor, se arriesgaron incluso a ser considerados como cobardes al desaparecer temporalmente.

Pero todo cambió un año y medio más tarde, cuando por fin pudieron llevar a cabo su ansiado plan. En el día y hora acordados, los ronin ejecutarían su venganza bajo el mando de uno de ellos, Oishi Kuranosuke. Dicho y hecho: tomaron por asalto la casa de Kira y dieron muerte al alto funcionario.

Detalle del pabellón principal

No participaron en la venganza todos los ronin que habían servido a Asano, sino un grupo de 47 hombres fieles. Estos llevaron la cabeza de Kira clavada en una pica al templo de Sengaku-ji, donde yacía enterrado su antiguo señor. Postrados ante la tumba de Asano, los 47 ronin rezaron y le ofrecieron la cabeza de Kira que habían lavado antes en un pozo del templo. Después, se entregaron ellos mismos a las autoridades.

Vista lateral del pabellón principal y de la estatua del maestro Sawaki Kodo Rosho

La gesta de los ronin fue reconocida con simpatía por la población e incluso se realizó una pieza de teatro kabuki sobre su hazaña. A pesar de ello, el 4 de febrero de 1703 fueron condenados a muerte. Eso sí, se les concedió la posibilidad de morir con gran honor a través del seppuku en lugar de como meros criminales. Uno a uno, los 47 hombres se fueron dando muerte; el primero en ejecutar el seppuku fue Chisaka, el propio hijo de Oishi Kuranosuke, que apenas cumplía dieciséis primaveras.


Sengaku-ji, símbolo de lealtad

En el templo de Sengaku-ji pueden verse hoy en día el pozo donde fue lavada la cabeza de Kira, así como un pequeño cementerio donde se alinean las tumbas de Asano y sus fieles seguidores.

Tumbas de los ronin

Sengaku-ji es aún hoy en día un lugar de peregrinaje y un símbolo de lealtad. No es en absoluto infrecuente encontrarse con ciudadanos japoneses de todas las edades, mayores y jóvenes, que se acercan a llevar ofrendas. Yo vi encender tiras de incienso en honor de los 47 hombres que fueron capaz de semejante devoción sin fisuras hacia su señor.

Cada 14 de diciembre se conmemora en Sengaku-ji la gesta de los 47 ronin y el templo acoge un festival al que acuden numerosos visitantes que, entre el humo del incienso, se congregan respetuosos ante las tumbas de los antiguos samuráis que antepusieron el honor de su señor a sus propias vidas.

Izda: Piedra con inscripciones junto a las tumbas de los ronin. Dcha: Ofrendas ante las tumbas de los ronin


[Saber más]

⌾ El templo Sengaku-ji pertenece a la escuela budista Soto Zen, corriente introducida en Japón por el maestro Dogen. El templo es desde su fundación un lugar de estudio y acoge a monjes de todo Japón que quieren profundizar en el conocimiento y la práctica de la doctrina Soto Zen.

⌾ La leyenda de los 47 ronin ha sido fuente de inspiración cinematográfica y en ella se basan varias películas japonesas y extranjeras:

¿Quieres leer otra leyenda de samurais? 
En este enlace podrás encontrar la historia de Yasuke, el samurai africano.

Sengaku-ji Temple
📍 2 Chome-11-1 Takanawa, Minato City, Tokyo 108-0074, Japón
🌐 sengakuji.or.jp
🕙 consultar precios y horarios de apertura en la página web

⌾ En este enlace de la página web oficial de Sengaku-ji puede encontrarse un plano del recinto religioso.

⌾  ¿Cómo llegar? La mejor manera de llegar al templo es en metro. La estación Sengakuji se encuentra a menos de 5 minutos a pie y forma parte de Asakusa Line (roja) y Keikyu Main Line (azul).

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