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El vino de Madeira, una delicia atlántica
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Vino de madeira, renombre centenario

Decir vino de Madeira es sinónimo de calidad y de renombre internacional. Conocidos desde los siglos XVI y XVII, estos caldos atlánticos tienen un sabor inconfundible, culminado por las notas tostadas que se originan por su peculiar método de elaboración.

El color ámbar tostado del vino de Madeira

Fue algo más tarde, en el siglo XVIII, cuando los ingleses popularizaron esta bebida más allá de los confines de la isla. Las élites europeas se apasionaron por el vino de Madeira. Cientos y cientos de barricas llegaban desde la isla a la costa este norteamericana donde la bebida era muy apreciada. El comercio del vino subió como la espuma y se constituyó entonces como una de las principales fuentes de ingreso de la isla. Hasta entonces, la caña de azúcar había sido el pilar fundamental de la economía local hasta que resultó imposible competir con otros productores como Brasil.

Mural de la sala de catas de las Bodegas Blandy pintado por alemán Max Römer (1878-1960)

ÍNDICE DE CONTENIDOS:

▪︎ Vino de madeira, renombre centenario
▪︎ Una bebida histórica
▪︎ Los tipos de uva
▪︎ Cuestión de azar
▪︎ Estufagem y canteiros
▪︎ Bodegas de Madeira: Blandy Wine Lodge

Una bebida histórica

Son muchos los personajes que han cantado las alabanzas del vino de Madeira. Uno de ellos fue el primer ministro británico Winston Churchill, quien visitó la isla para escribir sus memorias y dar rienda suelta a una de sus mayores aficiones, la pintura. Durante su estancia, Churchill degustó una botella de vino de 1792 Sercial Madeira y, al parecer, se asombró pensando que María Antonieta aún estaba viva cuando ese vino que estaba acariciando su paladar se embotelló.


"El vino de Madeira es como beber historia líquida..." Winston Churchill

Se cuenta incluso que al mismísimo Napoleón Bonaparte le ofrecieron llevar consigo un barril de ese mismo 1792 Sercial Madeira para hacer más llevadero su destierro en la aislada isla de Santa Elena. Al parecer, el ex-emperador rehusó ahogar sus penas en alcohol y finalmente el barril volvió de vuelta a Madeira sin empezar.

Declaración de la independencia de Estados Unidos. Pintura de John Trumbull (1818).

El vino de Madeira también habría sido protagonista de momentos cumbre de la historia de los Estados Unidos, lugar donde era muy apreciado. Cuenta la leyenda que el 30 de abril de 1789, Georges Washington hizó el juramento presidencial acompañado de un vaso de vino de la isla. También se dice que en 1776 esta misma bebida fue elegida por Thomas Jefferson, gran conocedor de vinos, durante la firma de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de la que fue el autor principal.


Los tipos de uva

En Madeira se han cultivado clásicamente cuatro variedades de uvas blancas, Sercial, Verdelho, Boal y Malvasia, nombradas de la más seca a la más dulce. Aunque hoy en día se han introducido algunas variedades más, como la popular Tinta Negra, las cuatro clásicas siguen siendo las recomendadas para los vinos de mayor calidad. Aunque se cultivan vides en toda la isla de Madeira, las zonas en las que la uva abunda más son Câmara de Lobos, al sur, y São Vicente y Santana en la zona norte. 

Sercial, Bual y Malvasía son de tres de los cuatro tipos de uva clásica del vino de Madeira

El vino de Madeira se categoriza como un vino enriquecido, ya que en su proceso de elaboración se incorporan procesos especiales para aumentar su graduación con alcohol vinílico tras la fermentación y para asegurar su estabilidad. Es, de hecho, un vino que puede ser conservado durante largos años tras ser embotellado. Es un caldo complejo, con un amplio abanico de aromas.

La compleja rueda de los aromas de los vinos de Madeira

Una cuestión de azar

Resulta curioso pensar que el vino de Madeira es hijo del azar. La historia se remonta a los tiempos en los que Madeira era una escala para el avituallamiento y aprovisionamiento de agua de la flota inglesa. Conocedores de que en Madeira se elaboraban vinos, los barcos ingleses comenzaron a cargar también caldos de la isla para comerciar con ellos.

La bahía de Funchal (ilustración de la revista «Illustrated London News», 1853)

Ocurre que alguno de esos barcos retornó a Madeira tras meses de navegación con varios barriles de vino intactos al no haberse podido vender. Al abrir las barricas y probar los caldos, los viticultores se encontraron con una sorpresa mayúscula: el vino no sólo no se había estropeado sino que incluso había mejorado. Aunque inicialmente se pensó que podría tratarse del resultado del vaivén del oleaje, finalmente se comprobó que el cambio era debido a las altas temperaturas del viaje.


Estufagem y canteiros

A partir de entonces, en Madeira se empezó a envejecer el vino calentándolo de diversas maneras. A este proceso se le llama estufagem, que en portugués significa estufa. Para ello se utilizaban hornos, que hoy son depósitos de acero inoxidable, con los que la temperatura del vino se aumenta hasta los 50-55ºC durante al menos tres meses. También se han utilizado serpentines o conductos que pasan por las barricas repletas de vino para transferir el calor.

Barricas de vino de Madeira apoyadas sobre canteiros para el envejecimiento del vino con calor natural

Como alternativa al estufagem, considerado por algunos demasiado artificial, otro método tradicional para envejecer los vinos de Madeira se llama canteiros. Esta palabra portuguesa define a los soportes de madera donde descansan las barricas. En este caso, el proceso se hace exponiendo los vinos al calor natural. Es un proceso que requiere paciencia, ya que los vinos envejecen en las barricas de madera durante periodos de tiempo más largos, que incluso pueden abarcar hasta varias decenas de años.


Bodegas de Madeira: Blandy Wine Lodge

Paras saber más sobre este vino lleno de historia y de sabor, es muy recomendable visitar alguna bodega histórica de Madeira como Blandy Wine Lodge (Antiguas Bodegas San Francisco) en Funchal. Se trata de un negocio familiar que lleva siglos dedicado a la elaboración y exportación del preciado caldo.

Blandys, un negocio familiar establecido en Madeira desde 1811

Con sede en lo que fue el antiguo Convento de San Francisco, junto al céntrico Jardín Municipal de la ciudad, son ya siete las generaciones que han mantenido el negocio desde su fundación en 1811 por el inglés John Davis Blandy (1783-1855). Al entrar en las dependencias de la bodega se percibe de inmediato un suave y cálido olor a madera añeja, que se prorrogará durante toda la visita.

Tina de madera añeja

A través de varias salas y dependencias iluminadas tenuemente, se repasa la historia del vino de Madeira y su proceso de elaboración. Las grandes tinas de madera, reutilizadas para las distintas generaciones de vino, reflejan la sabiduría y la experiencia vitivinícolas. Los vinos de las mejores cosechas exhiben su añada en la botella; los demás se combinan sabiamente en caldos que indican su periodo de envejecimiento en la etiqueta.

Etiqueta de vino de Madeira dedicada a Enrique el Navegante, impulsor del descubrimiento de Madeira
Botellas de Verdelho y Bual de añadas de finales del siglo XIX

Al final de la visita, tras recorrer el pequeño museo de la historia de la compañía, una cata permite saborear dos vinos de uva distinta en una cálida sala con largas mesas de madera y murales al fresco del pintor alemán afincado en Madeira, Max Römer. Es sin duda una experiencia muy recomendable para descubrir uno de los tesoros gastronómicos y culturales de Madeira.

Blandy's Wine Lodge 
📍Av. Arriaga 28, 9000-064 Funchal, Portugal (ver ubicación)
📞 +351291228978
🌐 blandyswinelodge.com

🍷 Visitas guiadas con cata: 45 minutos, 12,5 €

[Una recomendación]

Vino de Madeira para degustar a pequeños sorbos

¿A punto para degustar tu vino de Madeira? No olvides servirlo a la temperatura recomendada, entre 12º y 18ºC según el tipo de vino. Elígelo más o menos dulce según los platos que quieras acompañar, desde un Sercial seco con queso de cabra y frutos secos hasta el Malvasía más dulce acompañado de chocolate, fruta o helado. ¡A tu salud!


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